http://www.defensapublica.org.ar/revista/1999/10/doctrina.nac/nota.htm
El Paradigma abolicionista
Prof. Louk Hulsman
Profesor de Derecho Penal emérito
de la Universidad de Rotterdam*
Prof.
Louk Hulsman
Trabajo
presentado por el profesor Louk Hulsman en la Conferencia dada el 6 de
noviembre de 1996 en el CINAP por el programa UBA XXII
Antes
de que comience a hablar del paradigma abolicionista dentro del sistema de
justicia, es bueno que explique cuál es mi relación con el sistema de justicia.
El primer acercamiento al sistema de justicia fue en el '44, cuando los
alemanes ocuparon Holanda, y fui arrestado, así que tengo experiencia en la
cárcel y también en los campos de concentración. Más tarde comencé a estudiar
leyes y, por mi experiencia personal, estaba interesado en derecho penal y
criminología. Después de haber asistido un tiempo a la universidad fui a
trabajar al Ministerio de Defensa. Allí tuve que vérmelas con el sistema de
defensa militar, así que sé muy bien cómo se hizo esa legislación, luego fui a
organizaciones internacionales, y a muchas convenciones internacionales,
también con la legislación, luego fui al Ministerio de Justicia, y después
estuve trabajando en la coordinación de la fiscalía, otra vez con la
legislación.
Luego,
en la Universidad, comencé a trabajar como profesor de derecho penal y
criminología: queríamos enseñar Derecho Penal de una manera diferente, no sólo
de los libros, sino que los estudiantes vieran lo que realmente sucedía. Así
que lo primero que me propuse fue que la gente viera cómo sucedían las cosas
dentro del sistema. En aquellos tiempos, yo trabajaba muy cerca de diferentes
organizaciones, que son la base material de la justicia penal. Sobre todo con organizaciones
como la policía. En ella los oficiales de policía eran los responsables del
entrenamiento, de ver en qué se ocupaba la gente en las investigaciones. Así
que yo, como parte de mi trabajo, me involucré con la policía para ver cómo era
la práctica de la policía, y cómo miraban ellos lo que la gente hacía, qué
hacían y qué pensaban que hacían.
En
Holanda, critiqué a la policía bastante duramente, al final de los '60 y
principios de los '70, porque nosotros teníamos una fuerza de policía que se movía
en un contexto muy autoritario, en parte era responsable de la ocupación de los
alemanes.
En
los '60 hubo un gran movimiento que cambió las costumbres en Holanda. Este
movimiento se llamaba Provo, porque eran provocadores de la autoridad.
Provocaban a la policía (y a la policía autoritaria no le gusta ser provocada)
así que la policía los golpeaba, y quería penalizarlos, iniciarles una causa.
La base, lo sagrado para los Provos, era el hachís y la marihuana, como el
incienso se enciende en las iglesias. Nosotros en los '20 ya teníamos
legislación sobre el opio y el canabis, pero esa legislación nunca se usó, no
porque la gente no usara el opio o los canabis, en realidad no eran
pena-lizados. Entonces toda esa legislación de los años '20 se pone en vigencia
en los enfrentamientos entre los Provos y la policía, de esa manera podían
tener casos sólidos contra sus enemigos los Provos. Después de esto hubo en
todo el país una crítica muy fuerte a la institución y dentro de la misma
institución, a partir de ese momento se produjo un cambio dentro de la
institución policial, muchos de los informes que surgieron, comenzaron desde la
misma base de la institución, y yo estaba en contacto con toda esa realidad.
La
segunda organización son los tribunales, los jueces, los fiscales. Después de
lo de la policía estuve dando asesoramiento a los jueces en sus sentencias,
cuando yo trataba de enseñar algo, trataba de que lo leyeran primero. Entonces
en primer lugar yo observaba, estudiaba y analizaba a esos grupos a los cuales
les iba a dar charlas. Todo lo teníamos en cassettes, tenía un montón de
material de lo que realmente sucedía. Les hacía entrevistas a los jueces y les
preguntaba qué pensaban de las sentencias y qué pensaban de lo que ellos
hacían, luego lo comparaba con todo el material que tenía y por supuesto, nunca
era lo mismo. Siempre había diferencia entre lo que pensaban que hacían y lo
que hacían. Entonces les mostraba el material y les hacía ver que una cosa era
lo que pensaban y otra lo que hacían. Así aprendí mucho.
Como
también estuve en prisión, veía todo desde varios puntos de vista, pero como en
mi carrera también había trabajado en el Ministerio de Justicia, tenía interacción directa con los directores de
las prisiones. Fui uno de los que comenzó a organizar la probation en Holanda,
por supuesto luego se aplicó, así que también desde ese lugar, yo sabía de la
gente que estaba en prisión. En un momento dado también supervisaba una
comisión de Directores de Prisión.
La
otra organización que interviene es el Ejecutivo, el Ministro de Justicia que
tiene un trato político como ministro y que tiene un servicio civil; yo había
estado trabajando allí, así que sabía lo que pasaba.
Luego
está el Parlamento que está involucrado en hacer las leyes, aunque en Holanda el
más importante es el Ejecutivo. Como había estado trabajando en el Ejecutivo,
obtuve una extensión para trabajar en el Parlamento.
La
otra organización importante para que exista el sistema de justicia es la
Universidad. La Universidad es el lugar donde nos encontramos ahora. La
Universidad es una fábrica de palabras, y esas palabras son necesarias para
tener un sistema. Los seres humanos necesitan palabras para crear
instituciones, por lo tanto el derecho penal es una actividad para la
universidad y la criminología es una actividad que es condición necesaria para
la existencia del derecho penal. El edificio de la doctrina y todo el sistema
de formulación de incriminaciones, todo eso se hace en la Universidad. De todas
maneras no nombré todas las organizaciones, sólo las más importantes. También
hay otras especializaciones como el sistema de probation, el de Medicina Legal,
pero nos vamos a olvidar de eso.
Penalización primaria y secundaria:
En
el proceso de penalización, se puede hacer una distinción analítica entre la
penalización primaria y la secundaria. De tal forma que la penalización
primaria es el producto de la legislación penal y de la doctrina.
La
criminalización secundaria se realiza a través de la policía que dentro del
sistema, penaliza a casos individuales. Entonces el sistema es de la siguiente
forma: la policía hace el informe y se lo envía al fiscal, el fiscal se lo
envía al juez y finalmente el juez determina si esa persona va a prisión; así
se produce la criminalización secundaria. Yo tenía una relación cercana con
todas estas organizaciones, no por leer sobre ellas sino por haber trabajado.
Por
lo tanto en el '44 había comenzado a trabajar dentro del sistema y ya estoy
hablando del '75, y también había trabajado en muchos contextos internacionales.
Llegó un momento en que no podía organizar todo esto que sabía de una manera
útil, entonces allí empezó el cambio en mí mismo para mirar el derecho penal.
En la mitad de los '70 comencé a ser lo que llamo "abolicionista".
Penalización y justicia penal:
¿Qué
es la justicia penal? Para nosotros, la justicia penal es una forma específica
de cooperación entre cierto número de agencias como la policía, los tribunales
(en el sentido más amplio, por ejemplo no sólo el juez, el fiscal, el defensor,
etc), la probation y el servicio penitenciario, el departamento de leyes y
criminología en el mundo académico, el Ministerio de Justicia y el Parlamento.
Podemos visualizar nuestras definiciones del sistema de justicia penal en la
página siguiente. Ninguna de estas organizaciones está "casada" con
la justicia penal. Ellas tienen (aún cuando están "casadas" con otras
extensiones) una vida propia.
La
mayor parte de la actividad de la policía por ejemplo, no tiene lugar en el
marco de esa forma especial de cooperación. De la misma manera, la mayoría de
las actividades de los tribunales no tiene relación con el marco de la justicia
penal. La mayor parte de las veces, se desenvuelven dentro del marco de la
justicia civil o administrativa. ¿Cómo es, entonces, esa forma específica de
cooperación -o, en otras palabras, de organización cultural y social que
produce penalización? Voy a ser muy breve y mostraré someramente un cierto
número de aspectos que a mí me parecen importantes para nuestro tema inmediato.
El
primer hecho específico en la organización cultural es que la justicia criminal
es el acto de construcción (o reconstrucción) de la realidad de una manera muy
específica. Produce una construcción de la realidad, enfocando en un incidente,
estrechamente definido en tiempo y espacio y congela la acción allí y mira a
una persona con relación a ese incidente, individualmente, a quien se le
atribuye la culpa y la instrumentación (causalidad). El resultado es que el
individuo se transforma en separado. Por ese incidente, se aisla a la persona
de su medio, sus amigos, su familia, del sustrato material de su mundo. También
es separado de aquellas personas que se sienten víctimas de la situación que se
le atribuye. Esas víctimas también son separadas de una manera similar.
Entonces, la organización cultural de referencia, artificialmente mantiene a
ciertos individuos separados de su medio distintivo y separa a la gente que se
siente víctima de la gente que es considerada en este marco específico como
victimarios.
El Abolicionismo:
¿Qué
quiero decir cuando digo abolicionismo? Hago una distinción analítica del
abolicionismo. Uno es el abolicionismo académico y el otro es el abolicionismo
como un movimiento social, por ejemplo en el caso de la abolición de los
esclavos. En algunos países como Brasil está muy presente, en todas las
ciudades hay una Avenida de la Abolición; también en Norteamérica la abolición
de los esclavos es algo que la gente recuerda. Toda la gente que ha tratado de
abolir la esclavitud se llama abolicionista. Esto es un movimiento social, de
la misma manera que ahora existen movimientos contra la discriminación racial,
etc. Cada movimiento social tiene un lugar dentro de lo académico porque los
movimientos necesitan palabras. Entonces cada movimiento social está ligado a
la universidad que comienza a fabricar palabras para dichos movimientos. Un
ejemplo concreto es el movimiento contra la discriminación de homosexuales.
Estos tuvieron que hacer frente al mundo de la psiquiatría que los definía como
subnormales. Lo mismo sucede con los movimientos raciales, ya que en los libros
figuraba que algunas razas eran inferiores a otras. En todos los movimientos
hay un sector de la universidad que está pensando en esto y que dice:
"esto está mal", bajo un título académico.
Hay
gente que en el Congreso de Norteamérica y que califica a los homosexuales
dentro de las categorías de quienes presentan costumbres anormales, así sucede
que mucha gente trata de cambiar el mundo cambiando las palabras.
Existe
en el mundo un movimiento internacional para la abolición del sistema penal,
para abolir palabras como "delito" y "delincuente". Cada
dos años tenemos conferencias en algún lugar del mundo. Hace dos años atrás fue
en Barcelona y dos años antes de eso en Costa Rica, anteriormente en Estados
Unidos, el próximo será en Nueva Zelanda. No voy a hablar de este movimiento
más que desde la perspectiva académica.
En
la Universidad ustedes tienen dos listas diferentes de valores, por un lado la
universidad prepara a la gente para trabajar en prácticas que ya existen, o sea
para ser juez y para trabajar como los jueces trabajan ahora, para ser
fiscales, defensores; en todas las facultades pasa lo mismo, si uno prepara a
la gente de esta manera, aun cuando a uno no le guste, se la prepara para creer
en esas prácticas porque junto a eso se aprende el lenguaje de esa práctica,
pero justamente el lenguaje sostiene esas prácticas, justifica la práctica.
También
hay otra gran masa de valores en la universidad. La universidad no debiera
sostener algunas de esas prácticas, y debiera, en cambio, revisar si el sistema
de valores es legítimo, y si es verdad lo que ellos piensan sobre esas
prácticas existentes, así que hay todo un lado crítico de la academia.
¿Es necesario el sistema penal?
En
todo esto, el sistema penal tiene un lugar muy especial porque dentro del
derecho penal está aceptado que las cosas sucedan en términos que, dentro de
los derechos humanos, se consideran que están mal. En términos de derechos
humanos se sabe que el individuo es libre y que está mal poner a la gente en
prisión, está mal calificar a la gente como si fuera mala. Lo que se puede ver
cuando los derechos humanos se establecen en las instituciones, en las leyes o
en las conferencias, es que en esas convenciones hacen una excepción para el
sistema de justicia; se dice que en una sociedad democrática se pueden derogar
esos derechos humanos si es necesario. Esto quiere decir que si uno está de
acuerdo con los valores que sostienen el lado más crítico de las instituciones,
hay que ponerse a mirar si el sistema penal es necesario acorde a estas
críticas.
Siempre
he sido crítico del sistema penal hasta el año 1975, pero también creía que de
alguna manera era necesario. Comencé a preguntarme qué sucedía si dejaba de
creer en el sistema penal. Y así he pasado veinte años trabajando en esta
hipótesis. Hice un nuevo lenguaje, desde el cual se puede mirar este fenómeno.
Cuando se usa este nuevo lenguaje, mi hipótesis de que el sistema penal no es
necesario, es posible.
Para
mí, el sistema de justicia penal es la interacción de varias instituciones,
pero todas tienen una vida independiente del sistema penal. Así, la mayoría de
la gente en la policía no tiene que ver con el sistema de justicia, trabaja en
el orden público, a veces ayuda a la gente en el vecindario, etc., de manera
que la policía tiene muchas funciones que nada tienen que ver con el sistema de
justicia. Lo mismo sucede con los tribunales, están lo tribunales civiles que
no tienen que ver con la justicia penal. En las prisiones, obviamente, uno
encuen-tra personas que sí tienen que ver pero también encontramos mucha gente
que no, como por ejemplo por temas de inmigración, de justicia civil, etc.
Lo
mismo sucede con el parlamento, la universidad, etc., no tienen que ver con el
sistema penal. Yo digo que el sistema de justicia penal es la interacción entre
estos organismos y que solamente se pueden enmarcar en un marco de referencia
específico. Este sistema de referencia se ubica entre la organi-zación cultural
y la organización social. Estas dos entradas para introducirse al sistema penal
responden a una lógica y a un contexto. La lógica es la interacción de estos
organismos y el contexto es donde se implementa esta lógica.
Hay
diferentes lógicas: la lógica de la psiquiatría, la lógica Freudiana, etc.
También hay con-textos diferentes de aplicación de esa lógica, por ejemplo, en
la interacción personal del paciente y el psiquiatra o bien en grupos de
atención de otros pacientes.
También
existe una lógica del castigo y por supuesto somos el resultado de esa lógica.
La lógica del castigo se da en la casa, en el hogar, es diferente de la que se
da en el poder judicial, hay diferencias pero algunas cosas en común existen.
Se da en el jardín de infantes, se da en una empresa, donde también existe el
castigo (hago estas distinciones para que se vea que hay varias lógicas y
diferentes contextos donde se aplican estas lógicas.)
La
organización social y la organización cultural son a veces comparables. La
organización cultural del sistema de justicia penal se basa principalmente en
las formulaciones del encuadre, básicamente: en la lógica del sistema penal.
Dentro del lenguaje existe una palabra como "victimario". Cuando uno
mira, busca un victimario y obviamente lo que hace un victimario es un hecho
punible. Si uno parte desde la penalización, obviamente tiene que caer en la
ley penal y en el derecho penal. Cuando se dice "victimario" se dice
"comportamiento del victimario", ese es el centro.
¿Cuál es la lógica del sistema penal?
La
pregunta que yo me he hecho es: ¿de dónde viene la lógica del sistema penal?
Pienso que este enfoque cultural de la lógica del sistema penal viene del
sistema de moral escolástica. En ese sistema, el orden universal era pensado
como el fruto de un dios, con premios y castigos. En función de ese orden
existen valores y pecados. Ese dios era como una computadora, él recordaba
todos los hechos en los que se había demostrado valores o en donde se cometió
pecado. Cuan-do alguien muere, la máquina se mueve y esa persona está dentro
del rojo o del azul, dependiendo del color, se va al infierno o al cielo. El
cielo y el infierno están divididos en estratos de infierno y estratos de
cielo.
Esta
construcción escolástica era válida en una determinada mirada del cosmos. Los
sacerdotes son los profesionales de esto. Sucede que esto lo consideraron
demasiado simple e inventaron el purgatorio, de esta manera uno no está
autorizado a irse inmediatamente al cielo o al infierno, sino que puede
quemarse un poco en el purgatorio de acuerdo a los pecados que ha cometido.
Algunos pecados llevan diez días en el purgatorio, otros diez años, otros
llevan miles de años. Existen enormes posibilidades porque hay miles de
alternativas.
Estos
expertos querían ser muy precisos "en el tiempo de quemado" de
acuerdo a la gravedad del pecado. Para ser objetivos debían describir
exactamente cada pecado y darles nombres y estos nombres debían ser
universales, de manera de poder organizar un sistema claro de valores y
castigos. Cuando se ve la forma en que estos teólogos de-finieron los pecados y
la clasificación que hicieron, según si intervenían cosas materiales como una
pistola o un cuchillo cuando se hería a alguien, se ve que además intervenía el
elemento moral: si quisieron hacerlo, si trataron de hacerlo, si buscaron la
manera de hacerlo, entonces aparece que todos los pecados fueron descriptos
meticulosamente en base a elementos morales y elementos materiales. Cuando se
mira a la legislación penal o la doctrina penal se entiende que este sistema está
perfectamente continuado, como dos gotas de agua. ¿Qué es el purgatorio en este
sistema?, es la cárcel. Esto es la organización cultural del sistema de
justicia.
Después
de la Revolución Francesa, el paraíso y el cielo se han perdido, lo único que
se revive en este sistema de justicia es el purgatorio, el infierno y los
pecados, no hay cielo. Cuando se pretende que estos valores o pecados sean
universales, deben estar construidos de una manera relativamente simple. O sea,
se entiende que cuando se atraviesa una situación y luego se vuelve la mirada
sobre ella, esa situación es reconstruida y no estamos frente al hecho otra
vez. Estamos tratando con palabras, naturalmente siempre se está
recons-truyendo el hecho que se ha cometido pero se reconstruye de manera
diferente.
Supongamos
que es necesario confrontar un problema con nuestros hijos: el problema tiene
que ser reconstruido, se le pregunta a las partes que están involucradas cómo
sucedió, cómo se sienten, etc., así los problemas son tratados en el contexto
de la gente que está involucrada con el problema. Por lo tanto, una de las
cosas que hay que ver cuando una situación es reconstruida es cómo se
reconstruye, ver cómo se hace con relación al contexto, de esta manera se puede
saber que ese es el hecho del que se está hablando.
El
problema del sistema de justicia, de la ley, es que estos problemas están
totalmente descontextualizados. Los hechos no se ven como un conflicto entre la
víctima y el victimario y en el contexto en que se dio. La víctima no está ahí,
solamente está el victimario. Esto es así, producto de que se trata de un
sistema escolástico, uno está frente a Dios. El hecho se ve completamente ajeno
al momento y se ve totalmente plano en tiempo y espacio.
Nada
en la vida del ser humano se reconstruye de una manera tan estricta. En mi
experiencia de vida casi toda la gente que he conocido usa el castigo para
resolver los problemas, pero para pequeños problemas no para los hechos muy
importantes. Para darles algunos ejemplos: en una familia cuando están todos
juntos comiendo en una mesa y alguien llega tarde, tal vez la reacción sea
castigarlo y si llega tarde la segunda vez también se lo castiga, pero si no
viene más a la mesa, la gente dice: "ahora tenemos un problema más grave,
debemos hacer algo más que castigarlo". Lo mismo pasa en una empresa, si
alguien llega tarde a trabajar se lo castiga, si todos llegan tarde o hay un
paro la gente busca otras soluciones para que las cosas funcionen.
En
las sociedades en general se ve que el castigo es sólo una manera de solución y
no la forma específica de resolución de los problemas más graves, pero hay una
cosa extraña en el discurso público, cuando la gente habla de la justicia
penal, dice: "esto es tan serio que de alguna manera hay que cas-tigarlo".
Es totalmente contrario a lo que hacen en otros sentidos de su vida y así
muestran que el sistema de justicia esta relacionado con Dios, que tiene una
relación directa con el orden cósmico y con el castigo. Esto es lo que llamo la
organización cultural.
¿Qué es lo específico de la organización
social de la administración de justicia?.
El
primer punto es que todas estas organizaciones tienen su propia cultura y no se
entienden unos a otros. La policía no entiende al poder judicial, ninguno de
los dos a los prisioneros, estos no entienden a sus abogados y a veces no
entienden la legislación, cada uno vive en su propio mundo y en cada una de
esas organizaciones a la vez hay diferentes niveles.
Cuando
hay una gran división del trabajo para cada agente individualmente -el policía,
el juez, un guardia de la cárcel- es muy difícil que tomen responsabilidad
personal, que se sientan responsables de las consecuencias de sus actos.
Entonces hay una tendencia en el sistema a ser deshumanizado, porque para que
el sistema sea humano, las personas deben sentirse responsables de lo que están
haciendo y sentir que la otra persona está influenciada por las consecuencias
de lo que ellos hacen, de esta manera dialogar con las personas que están
afectadas por las decisiones que uno toma. Lo primero entonces es la división
del trabajo.
La
segunda cuestión es que cuando uno tiene un sistema de autoridades o sistema de
expertos, esas personas tienden a moverse como hojas en el viento,
independientemente de su medio. Ellos dicen que están haciendo cosas buenas,
son respetados, se sienten bien, tienen sus sueldos, etc. Además, la gente
recibe premios por desenvolverse y hacer cosas en el sistema y siente que es
buena para alguien. Así el juez puede decir que está protegiendo a la sociedad
de elementos peligrosos. Alguien como un psicólogo, por ejemplo, puede decir
que los delincuentes son poco sociables y que cuando los trata es mejor para
ellos y para la sociedad.
Por
algunos escritores como Foucault y otros, se puede saber que es peligroso tener
sistemas de expertos y sistemas autoritarios que no sean controlados por sus
clientes. Por ejemplo, cuando se es médico se tiene que ver a la persona que
hay que atender como a un cliente al cual se debe hacer sentir mejor, como un
ser humano. Pero también se tiene que recordar que si se respeta la diversidad
de esos clientes, ellos van a influir sobre el médico. Todos somos iguales en
el desarrollo de nuestros roles en la vida y en el modelo en el que estamos
viviendo, entonces el cliente debería tener influencia.
Cuando
se mira este sistema, hay una larga lista de hechos como homicidio, rapto,
violación, etc., que son definidos como delitos tradicionales donde la gente se
siente victimizada, dañada y los clientes habitualmente para este sistema,
solamente pueden ser las víctimas (porque los victimarios obviamente no son los
clientes de este sistema, ellos no lo pidieron) pero en el sistema de justicia
las víctimas no son los clientes, ellas no tienen poder, las víctimas son
testigos, ellos tienen que testificar aun si no quieren hacerlo.
Esto
es entonces la organización social. Esto es para mí el sistema de justicia
penal. La justicia penal es la interacción de esas organizaciones en una cierta
lógica y en un cierto contexto. Esta lógica y este contexto están escritos en
los textos legales. Para mucha gente, en la sociedad, este sistema permanece
oculto.
Pero
la gente no vive en la sociedad, vive en pequeños grupos que la contienen: en
barrios, en Palermo, en Caballito, etc.. La gente pertenece como a diferentes tribus, no es lo mismo ser un
gaucho que ser un empleado de una fábrica de autos, no es lo mismo quien juega
al fútbol que quien juega tenis, de esta forma se puede imaginar a la sociedad
como un conjunto de diferentes tribus.
Estos
mensajes que se envían son mensajes contradictorios, no son unísonos, porque
cada uno de esos mensajes se recibe de distintas maneras en cada uno de los
grupos, de las tribus. Así, lo que sucede es que estos mensajes son recibidos
en formas diferentes por cada una de las tribus, pero a la vez todas estas
tribus conocen el mismo lenguaje que se les envía sobre la organización
cultural que tienen, de esta manera, incorporan palabras como crimen, víctimas,
victimarios. El lenguaje los unifica, por lo tanto, la justicia criminal existe
en los textos legales, la lógica y el contexto existen en los textos legales,
en la vida práctica cotidiana de cada una de estas organizaciones, existe en
los medios, en las canciones, en las novelas y existe también en el corazón de muchas
personas. Todo esto junto es el campo donde existe el sistema de justicia,
todos esos procesos en su contexto histórico son los que traté de estudiar, y
traté de hacerlo en un contexto que le permitiera a la gente abolirlo, así que
la abolición del sistema penal no está dada en primer lugar en la abolición de
los textos legales. La abolición del sistema penal es la abolición del sistema
penal en nosotros mismos. Si nadie considera efectivo el sistema de justicia
penal, si no se lo considera válido, el sistema deja de ser válido. Todos
pueden abolir el sistema penal dentro de cada uno, pero no es tan fácil, lleva
tiempo.
Una
de las formas en que yo lo he hecho, es hablando con otro lenguaje. Cuando se
habla de crímenes, de delitos, de víctimas y victimarios, lo que se hace es
perpetuar el sistema; nunca uso la palabra "delito", soy profesor en
derecho penal, y sin embargo, jamás uso la palabra delito, hablo de
"eventos o hechos punibles" y entonces hago una distinción, un
aspecto del hecho es despenalizable, pero para que sea penalizado primero debe
examinarse la situación.
Mi
primer valor es respetar la diversidad ya que somos todos diferentes y todos
iguales. Las diferencias tienen derecho a existir. Uno tiene que considerar la
diversidad como un valor fundamental, esto se entiende claramente cuando se ven
los movimientos ecológicos y se ven todas las diferencias que existen en los
distintos tipos de vidas y, sin embargo, cómo todos se defienden y todos se
respetan. Mi segundo valor es: que los expertos y las autoridades están para
servir a la gente y no al revés, los expertos y las autoridades están allí para
la gente y no la gente para los expertos. Expertos y autoridades tienen que
respetar la diversidad de los clientes y sólo pueden respetar esa diversidad si
los clientes pueden decir esa diversidad, si tienen influencia sobre las
autoridades y los expertos.
Stainer,
un colega mío, un alemán, juntó en Francfort, dos mil casos de víctimas. El le
preguntó a la gente: ¿"Qué hecho ha sucedido en sus vidas que haya sido
realmente lamentable y que todos hayan sufrido y cuáles de estos pueden ser
atribuidos a otra persona, no una enfermedad ?" Separó estas historias en
"historias con final feliz", "historias tristes", y
"catástrofes de vida".
Yo
tengo experiencia en las historias victoriosas, en las historias en que la
víctima al final del hecho se sintió mejor. Mi casa fue vaciada dos veces en
tres semanas y además la destruyeron, por lo que no fue placentero, pero al
final, un mes y medio más tarde fueron descubiertos los tres chicos que
hicieron esto. Hablé con ellos y con sus padres. Al final nos hicimos amigos.
El seguro me pagó todos los daños, así que todo en mi casa fue más bonito
después. Los chicos también se sintieron mejor, ya que iban a una escuela que
no era muy buena y ahora van a una escuela mejor. Todo esto fue a raíz de una
situación problemática que todos sufrimos pero hubo un final feliz.
Mi
colega, en sus historias, posee muchas con final feliz. También hubo un montón
de historias que las llamó "historias tristes": la gente sufre, y al
final tuvieron que aceptarlo, no tuvieron final feliz, y luego están las
"historias catástrofes de vida". Estos son los hechos, los eventos
donde la vida se modifica por completo y en los que no hay recuperación. Pero
estas historias de catástrofes de vida nunca o casi nunca tienen elementos
punibles, y si los tenían, justo estos hechos son considerados dentro del
sistema de justicia como hechos leves, no graves, porque todas estas
catástrofes de vida fueron hechos que reunieron a la gente, que la acercaron.
Las relaciones entre las personas que terminaban eran relaciones entre padres e
hijos o relaciones de socios donde se acabó el negocio y tuvieron que enfrentar
la quiebra, entonces cuando uno mira estas situaciones problemáticas desde el
lado de la víctima, los hechos penales no tienen una categoría especial.
¿Sobre
qué debemos centrar la mirada? No sobre cuál es el comportamiento del
victimario sino cuál es la situación problemática. Cuando digo "situación
problemática", tengo que empezar por mirar: para quién es problemático. Mi
primer objetivo es la víctima y no el victimario.
Las
víctimas tienen muchas formas de reconstruir los hechos, casi nunca lo hacen
desde la mirada del victimario. Algunas veces dicen cosas como
"accidentes", o como "problema en una situación social".
Por ejemplo, cuando alguien se ve envuelto en una situación de tránsito, dice:
"tenemos que hacer algo por el tránsito", no en el sentido de cada
uno de los que conducen autos, sino más general.
En
criminología tenemos un término que se llama la "cifra negra". Esta
responde a lo siguiente: existen las detenciones policiales, se las lee en los
diarios, tanto ladrones, tantos secuestradores, se establecen estadísticas, esa
es la distinción que hace la policía. Establecen los expedientes con las
denuncias, pero sabemos que muchas veces la policía no puede encontrar al
victimario, entonces esos casos son punibles pero no han sido penalizados. En
esta cifra negra no solamente están las distinciones que hace la policía sino
las distinciones que hace el tribunal. En Estados Unidos los profesores de
crimi-nología le preguntaron a sus alumnos: ¿cuántas veces cometieron delitos
punibles? ¿cuántas veces estos delitos fueron descubiertos? Así tenemos una
nueva dimensión de esta cifra negra. Ahora tenemos la visión de muchos
victimarios que nunca fueron encontrados por la policía. La gente empezó a
realizar investigaciones sobre las víctimas en diversos países como Holanda,
EE.UU., Alemania; a partir de esas investigaciones en países como EE.UU.
existen las estadísticas donde la gente cada año dice si es más víctima o menos
víctima de, por ejemplo, robo.
Tenemos
otra manera de mirar esta cifra negra, hechos penales que no han sido
penalizados, la manera de hacerlo es la observación. Alguien va a un lugar,
mira cuantos hechos punibles ocurren allí y mira cuantos de ellos son
finalmente castigados. Por ejemplo, en Alemania, hay una investigación en la
cual alguien que se puso a observar en una empresa vio que hechos que eran
punibles casi nunca terminaban en la policía porque se resolvían dentro de la
empresa. Gracias a todas estas investigaciones sabemos ahora que en un país
como Holanda menos del 1% de los delitos tradicionales son llevados a la
justicia penal. En la mayoría de los casos, éstos se resuelven de alguna otra
manera, pero no se sabría si no estuvieran esas investigaciones que dicen cómo
se resuelven, que por supuesto son siempre investigaciones parciales, porque
los hechos penales son tan diferentes que nunca se podría contabilizar a todos,
sólo se puede dar ejemplos.
Pero
esta conceptualización sí puede mostrarles esto es lo que yo he descubierto que
los hechos punibles no son una categoría especial de las situaciones
problemáticas y que hay otras maneras de solucionarlos, y que las formas de
resolverlos tienen mucho más que ver con estos valores que llevarlos a la
justicia penal. Entonces, de esta manera, este tipo de medida, con este
lenguaje puede ayudar a un movimiento social abolicionista para mostrarlo.
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